Casi 30 años atras, cuando el mundo aún se conectaba con cables coaxiales y las noches se iluminaban con pantallas CRT, nació una hermandad forjada por bits, adrenalina y pasión. Éramos chicos armando redes con routers reciclados, cables cruzados, compartiendo disquetes y quemando CDs, pero también construyendo sueños a 56 kbps. Nos unieron los juegos, la F1, la ciencia que nos hacía volar la cabeza, y la tecnología cuando todo era nuevo, incierto… y glorioso.
Nos unió la noche. La música electrónica como banda sonora de nuestras aventuras. El “faseo” sagrado, el cigarrillo ritual, y esas eternas sesiones de pasar de largo en la pieza, en el cyber, o en algún templo bankerista donde el tiempo se doblaba y solo importaba estar ahí, juntos.
Hoy, casi tres décadas después, seguimos explorando, compitiendo, creando. El BNK no es solo un grupo: es una leyenda digital, una tribu de nerds eternos que jamás soltó el joystick ni dejó de pensar en el próximo gran invento.
Tantos años de amistad.
Tantos años de fuego geek.
Tantos años de historia.
Y lo mejor aún está por escribirse.